domingo, 10 de diciembre de 2006

84% Video Game Adict

Más allá de la media noche del 10/12/2006...

Debo haber tomado media hora, entre las canciones de La Sirenita en japonés (no las recomiendo >_<) y la versión juego de "He's A Pirate", en descifrar cómo volver a acceder al bendito blog antes de rendirme. Son las seis de la tarde y recién supe cómo entrar.

Tenía razón en declarlarle la guerra a esta cosa... ¡Malditos fotologs y lo que se le parezca!

Acabo de encontrarme a mí misma haciendo cinco tests diferentes sobre juegos, específicamente, del Kingdom. Incluso llegué a parar a un blog de un tipo en sus treintas que le criticaba, sin haber jugado previamente un RPG, siquiera UNO. Me di vergüenza, y apenas lo cerré, encontré el resultado de un test de obsesividad. Soy 84% adicta a los videojuegos... Y hasta ahí llegó mi auto-compasión: Si llego tan alto, todo lo que estaba haciendo tenía razón de ser hecho. Me sonreí y terminé el resto de los tests.

Terminé siendo muchas cosas, pero hubo un test que me asustó. Puse mi nombre y salió automáticamente mi pelo, mi accesorio animé, ropas, poderes, compañero, actitud y arma... Me asustó la exactitud. El 90% correcto.

No tengo ánimos de conclusiones. Habrá segunda parte.

viernes, 8 de diciembre de 2006

Si sigues el caminito de piedras preciosas...

... Encontrarás, en la cima de la colina, una casita de jengibre. O por lo menos de apariencia de jengibre, pues si la pruebas, terminarás con astillas en la lengua. Si tocas la puerta, gentilmente, ésta se abrirá, y un mágico olor a especias te dará la bienvenida. Dentro, encontrarás la chimenea encendida y, sobre la mesa, un par de libros con portadas unicolor. Eso no te llamará la atención, sino la escalera. Sin fijarte en el cuartito escondido, emparedado de estantes llenos de libros y una mesita hecha a mano, subirás, curioso, sintiendo que algo te llama. En el segundo piso, hay dos cuartos: El baño, y un dormitorio; Bien simple, cabe decir. Una cama pequeña, otro estante completo, y bajo la ventana, un velador de madera barnizada. Comenzará a llover, y la habitación adquirirá una luz diferente, que te hará pesados los párpados.
Si cuidas no golpearte la cabeza con el techo en diagonal, te sentarás en la cama y notarás una caja. No podrás quitar la mirada de aquella caja, como si emitiera un sonido magnético que desconectara cada uno de tus sentidos y uso de razón. La tomarás entre tus manos como si fuera una de las maravillas del mundo, con tanto cariño, cuidado y familiaridad, que sentirás nostalgia y nerviosismo. Ojalá no la rompas.
Si la observas, la abrirás con mucho cuidado. Dentro, encontrarás brillos tan embelesables que no sabrás si comerlos o acariciarlos. No sabrás elegir. Pero sentirás especial atracción por una de esas joyas. Tú sabes, de ese tipo de joyas, de tu color favorito, y que te recuerda a cierta persona.
Si sacas esa joya en particular, la observarás largo rato, jugarás con ella y con sus colores entre sus dedos, y, sin darte cuenta, sentimientos brotarán en tu cabeza. Sentimientos, palabras. Palabras, frases. Oraciones. Párrafos. Una historia. Una historia que no borrarás de tu cabeza.
Tú elegiste esa joya. Ahora, escucha la historia.