Mi madre está de cumpleaños y no sé qué darle. Estoy lejos de ella, no puedo abrazarla, no puedo besarla, no puedo ahogarla en la baba de mi cariño. La weaa de U tampoco me deja suficiente tiempo para hacerle algo decente con mis propias manos. Pude conseguirle algo, igual significando cierto sacrificio, pero un comercial del día de la madre exhibido en Chile me recordó por más de un mes lo que prefería no pensar a menos que quisiera deprimirme: Mi madre ha sacrificado tanto sudor, tanta sangre, tanto tiempo, tanto esfuerzo, tanto cariño en mí y en mis hermanas que no importa lo que haga, siempre me quedaré corta.
Cuando vivía en mi casa, la flojera vencía fácilmente a mi buen deseo y voluntad, convirtiéndome en la plasta humana que espero, algún día, eliminar de la faz de la tierra. Mis descuidos y constantes distracciones la tenían en tal estado de preocupación, casi al borde de la histeria, que terminó con secuelas en su pobrecito cuerpo... Y me voy a arrepentir por el resto de mi vida.
No hay cosa en la existencia que pueda darle para agradecerle lo suficiente, ni sentimiento, ni imagen, ni palabra: Sólo mi expresión de deseo de lo mejor en esta realidad, desde y para siempre, y no solo por ser hoy, que se celebra un ciclo medido por el humano donde la calidez de los momentos compartidos se extiende y alcanza una etapa de renovación: La fecha de nacimiento. Un año más de entrega, dedicación, paciencia, amor, infinito amor, mucho, muchísimo amor, e infinitas cosas más que ni siquiera yo puedo terminar de enumerar, pues me llevaría la eternidad misma y mi cerebro está muy reseco para hundirme de nuevo en lo que se refiere a la problemática del lenguaje.
Imagina, de nuevo estoy siendo hipócrita: Yo, cansada, cuando todo lo que tengo que hacer es cuidarme, y ni siquiera me cuido sola, sino que la gente que me rodea, en el plano físico y espiritual, también hace el mismo trabajo. No es siquiera comparable. Y ella, tú, preciosa, tan grande y tan hermosa, cuidas todo lo que se te cruza por la vida, sin reparar en el hecho que quizá tu poder humano no pueda llegar a sanar dichas heridas, e intentas echarte otra carga encima, sólo para ver al resto tranquilo, feliz, sin problemas.
Querida, eso es imposible. Y tienes que entender que tú no puedes hacerlo todo sola.
Sé que el resto no te ayuda (incluso yo sé que empeoro las cosas al estar lejos de tu ala protectora), pero aún así tiene que entrarte en la cabeza la idea de que tienes un límite, todos lo tenemos, y por más esfuerzo que hagas, ese límite seguirá ahí, jalándote los talones y arropándote en la cama, dándote un almohadazo y convenciéndote hasta el descanso, del cual tampoco disfrutas (afrontémoslo, cuatro horas de sueño NO SON NADA).
Hay tantas cosas que te puedo decir que ya están dichas, y que tú, mejor que nadie, deberías saberlas; Fueron dichas con mis ojos, con mis dientes, con mis lágrimas y con mis uñas, desde el momento en que la conciencia de un mundo a mi alrededor despertó dentro de mis sueños y alborotó mis caóticos y adrenalínicos pensamientos y te observé, por primera vez, con la mirada que meceres: La de un niño en navidad, la de un pobre a una dulcería con el aroma al pastel fresco, la de un adepto contemplando a su dios; La mía viendo a mi madre, my sweet mama, mami, mamita. Y recuerdo ir a abrazarte.
No llores, mami. Recuerda que te amo. Y que si te parece poco, te admiro.
Te amo tanto, tanto, que duele aquí en el pecho cuando tú no estás.
Musho, musho.
El tiempo y la distancia importan, pues si no podemos sobrevivir a ellas, es mi culpa por olvidar que, sin siquiera haberme visto a los ojos, dedicaste más de seis mil horas a mi formación, y que hasta el día de hoy, esas horas siguen consumiéndose como pan caliente.
Sécate la carita. Suspira. Que me toca a mí estar a tu lado.
Mami, gracias por dejarme salir al mundo. Es difícil, para ambas, y mucho, pero era inevitable. Iba a pasar tarde o temprano, de una manera u otra, y no es tanto en esta época. Nos hablamos y vemos todos los días, ¿o no? Sé perfectamente que no es lo mismo, pero funciona para mantener el ataque de pánico a raya.
No importa cuántas veces tenga que repetirlo: Te amo.
¡¡TE AMO, TE AMO!! ¡Ñyu!
Stephy.
PD: Ya, anda a secarte los mocos. XD
1 comentario:
Hija mía, ya me sequé las lágrimas y compañía.. je, siempre me quedaré corta en decirte algo que compartes conmigo sea en pensamientos, deseos/sueños, tu sola prescencia, tus risas, tus cabezas de pescado, gracias por hacerme mami y una gran parte de mi se lo debo a tí bebe, esta loca mujer, que trata de dar todo lo de si y hacer grata la vida desde que abren los ojos hasta que los cierran, ves?? así soy yo y gracias por existir bebe, Te Amo. Andy
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